La cal aérea es un material que cada vez cobra mayor protagonismo en los proyectos de restauración gracias a sus excelentes prioridades.
En su terminación de pasta envejecida, producida tradicionalmente y mantenida en inmersión el tiempo necesario, la cal aérea se convierte en la mejor opción para emplearla como material de rehabilitación o reconstrucción de acabados históricos en fachadas, o como material restauración de edificios históricos.
Este material destaca por anteponer flexibilidad, transpirabilidad y solidez a la dureza instantánea de otros materiales, lo que permite proteger la obra durante un largo periodo de tiempo.
Su comportamiento, sus requerimientos de aplicación, sus propiedades, una vez terminado su proceso de carbonatación, protegerá al soporte durante un largo periodo, como ya hemos indicado, gracias a la formación de una red de cristales laminares.
Afortunadamente, son bastantes los técnicos, restauradores, gestores, etc.… implicados en la conservación patrimonial que han asumido estas virtudes y prescriben, usan o recomiendan la cal aérea artesanal de la calidad adecuada a cada fin.
Aprendiendo del pasado para mejorar el futuro
Es notable el esfuerzo que se ha hecho por dotar a la cal aérea de las prestaciones necesarias y específicas para cada uso, como se ha venido haciendo tradicionalmente a lo largo de la historia.
Así pues, estudiando analíticamente y aprendiendo de los conocimientos tradicionales empleados a lo largo de la historia de la cal, el añadido selectivo de aditivos de prestaciones diversas y específicas puede mejorar enormemente el comportamiento de la cal ante estas nuevas patologías.
Siguiendo esta línea discursiva, la cal puede aditivarse con materiales nanométricos fotocatalíticos y convertirla en un biocida no tóxico aun después de carbonatar, aspecto del que hay evidencias de aplicación desde época romana, pero que ahora la nanotecnología disponible permite prever con detalle el comportamiento.
La cal puede llevarse de forma natural a tamaños nanométricos y, adecuadamente preparada en suspensión, ser usada como consolidante de piedras en mal estado o de poca calidad, aspecto que, se conocían y se ponían en práctica al menos desde el mundo medieval.
De modo que los estudios recientes permiten establecer que la cal, adecuadamente aditivada con productos tradicionales actualmente comerciales, puede adoptar propiedades hidrorepelentes, aumentar su capacidad adherente, resistir los embates del agua de mar en estructuras marítimas (y obviamente fluviales), acelerar su carbonatación, aumentar su dureza y durabilidad que ahora llamaríamos insólitas.
Todo esto es posible con la cal aérea tradicional, sirviéndonos de conocimientos y usos ancestrales y aplicando la tecnología actual.