Hoy retrocedemos doscientos años en el tiempo para desplazarnos hasta las Caleras de la Sierra del siglo XIX. Y nos retrotraemos a nuestros orígenes para hablar de un pasado ligado a la cal, pero, sobre todo, de un léxico que hoy en día está prácticamente desaparecido.
Porque como ya sabéis, pocos lugares de España tienen una tradición tan antigua y arraigada en la elaboración de la cal como Morón de la Frontera. Nuestros antepasados trabajaban con este material hace ya siglos y, heredados de este buen hacer, en Gordillos Cal de Morón seguimos esa misma tradición.
Y como en cualquier profesión, hay una jerga específica que evoluciona con el tiempo y se va modernizando para adaptarse a los nuevos usos y costumbres. En este post sacamos a la luz esa forma de hablar que tenían nuestros abuelos y bisabuelos gracias a un documento que ha recuperado el Archivo Municipal de Morón de la Frontera: un recibí de, nada más ni nada menos… ¡¡El año 1877!!
A modo de introducción, recordamos que, en Morón de la Frontera, cuando se procedía a pintar las casas y edificios, se utilizaba el verbo encalar porque era con cal con lo que se realizaba la operación. Pero como la cal es blanca, también se utilizaba el verbo blanquear. Tal y como explica el Archivo Municipal de Morón de la Frontera, con el paso del tiempo -y la sustitución de la cal por pinturas sintéticas- ambos verbos han sido relegados y hoy en día el uso más común es el del verbo pintar.
Hace unos días hemos podido ver una muestra gráfica de lo que estamos hablando, un documento fechado en 1877 y que nos trae un nostálgico recuerdo de esa jerga centenaria. Se trata de un recibí en el que Francisco Verdugo recibe 11 pesetas por el blanqueo hecho en las Casas Capitulares. En el desglose del importe podemos ver algunos detalles del trabajo realizado y su importe: por dos peonadas de encalo, 5 pesetas; por media fanega de cal, 2 pesetas; por dos peonadas y media de una mujer, 2´5 pesetas; y por aljofifas, 1´5 pesetas.
¿A vosotros también os entra la nostalgia? Quizás no conozcas todas las palabras ni expresiones, como, por ejemplo, la palabra aljofifa que viene a referirse a un paño de lana para fregar el suelo; o peonada, que es la cantidad de trabajo que un obrero realiza en un día. Curioso, ¿Verdad? Por no hablar de las no tan lejanas pesetas.
Sin embargo, pese al paso del tiempo, no son pocos los moroneros que siguen honrando sus tradiciones lingüísticas y haciendo uso de los verbos encalar y blanquear. Una tradición que en Gordillos Cal de Morón también honramos con nuestra forma de trabajo: producimos cal de la más alta calidad, partiendo de la utilización de hornos de leña milenarios de origen árabe. Nuestro “buen hacer” ha sido transmitido de generación en generación hasta hoy día, permitiéndonos obtener un producto de gran pureza y blancura.
Nuestro pasado nos define, pero también nuestra forma de hablar. Pintar, encalar o blanquear. Y tú, ¿con cuál te quedas?